¡¡ 2 de febrero !!

22 Ene, 2013 | Escritos de D. Antonio Amundarain

¡¡¡2 de febrero!!!

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En vísperas de esta fecha felicísima y memorable en la Obra de la Alianza, 23º aniversario de su fundación, escribimos estas cuartillas.
El fenómeno es raro; cuanto más uno se aleja de ella, de año en año, más extraordinariamente interesante la encontramos.

Desde los umbrales de aquel 2 de Febrero de 1925 no se nos ocurrió mirar al 2 de Febrero de 1948; de habérsenos ocurrido, lo hubiéramos visto tan lejos y tan misterioso, que hubiéramos procurado olvidarlo como vano sueño y cosa que no la habíamos de ver nosotros, ni otros quizás.

Pero ahora al revés, nos es dado mirar desde las alturas de este 1948, aquella otra fecha que se esconde en la lejanía, y que, cuanto más lejana, más verdadera, real y extraordinariamente interesante se nos presenta.

Si aquella bendita Virgen_del_coro-2.png Virgen del Coro en su solitario Camarín de Santa María de San Sebastián y en aquella tarde del 1 de Febrero, no trajera, desde su trono celestial, algún especialísimo designio divino, ignorado hasta de las almas, que en aquel momento estaban reunidas a sus plantas, aquel proyecto, fraguado hacía más de dos años, y mirado tal vez, con mirada demasiado humana, hubiera permanecido durante otros dos y cuatro años en su punto muerto, para sepultarse después en el olvido.

Pero la Virgen Santísima, en aquella modestísima y humilde, íntima y pequeñísima Asamblea de 20 vírgenes, hijas suyas predilectas, escondió un secreto insospechado que, poco a poco y de año en año, iría revelándose en interesantes y bellísimos detalles, a modo de una planta que crece al influjo de las lluvias, escarchas, fríos y soles, o como una criatura que, en el regazo de su madre y en el dulce vaivén de su cuna, se desarrolla, crece y forma.

¡Cómo sospechar nosotros ni nadie, que aquel puñado de almas tocadas de Dios y de su Madre, había de multiplicarse tan prodigiosamente por las diócesis de España, y que de ellas habían de poblarse tantos Conventos y tantas Congregaciones Religiosas!; ¡que de la fuerza de su espíritu y vida virginal brotaría luego una legión de niñas inocentes y angelicales, para formar una «Escuela de Jesús»!; ¡que más tarde otra legión de «Sacerdotes» enamorados de la Obra y dispuestos a colaborar con celo de apóstol por el triunfo de ella, había de salir de entre las filas de ambos Clero, secular y regular, en tan admirable fraternidad!; ¡que por fin una ferviente sección de Cooperadoras escogidas de la Obra formaría magnífico marco de fortaleza y de belleza a su lado, como complemento indispensable de aquella!

¡Designios inescrutables del Señor! Designios que nosotros ahora, ya tocando las cumbres de la Obra, reconocemos, lamentando no tener, ni corazón, ni labios, para prorrumpir en fervientes himnos de alabanza y de bendición.

Sí, estamos tocando las cumbres de la Alianza, y desde aquí, desde su altura, admiramos confundidos y cantamos conmovidos las infinitas misericordias del Señor y las delicadezas maternales de nuestra Madre del Coro.

Desde estas cumbres vemos lo pasado, sostenido y movido por el dedo de Dios, lo cual nos llena de estupor. Vemos lo que hoy es presente todavía y lo vivimos el 2 de Febrero de 1947, que con especial fervor y espiritualidad mariana celebramos en la Obra, … como respuesta de la Madre, recibimos (bien podemos decirlo así, puesto que tan de cerca nos toca) aquella magnífica Constitución, «Provida Mater Ecclesia», que el Santo Padre firmaba en aquel mismo día 2, en que nosotros todos invocábamos el dulce nombre de nuestra Virgen del Coro y nos encomendábamos a Ella con fervor inusitado, como nunca.

Y vemos, ya para caer, otra buena nueva, otra nueva fecha, ¡otro 2 de Febrero! El de este año de 1948, que vamos a celebrar…

Y vemos… vemos … la virginidad floreciendo … y embalsamando el ambiente … de la sociedad con la pureza triunfante sobre los adoquines manchados de impureza; la inocencia resguardada de la perversión, a la sombra de un árbol que la cobija y la mantiene con sus delicados frutos; el sacerdocio venerado, ayudado, protegido, encomendado por la oración y el sacrificio… Y vemos a la viuda casta, consagrándose a Dios como una virgen; a la esposa fiel, con fidelidad exquisita y casi angélica; a la madre formando generaciones castas, hogares de santidad, paraísos de inocencia…

Jesús y la Virgen han realizado en estos 23 años, verdaderos prodigios para dejar a la Alianza ya completa y acabada…

Contemplamos estas cumbres y en tan memorables fechas, vengamos a dar voces de pregón, llamando… a una renovación general del espíritu aliado…

(L. Febrero 1948)

Madrid, Octava de la Epifanía de 1948

ANTONIO AMUNDARAIN

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