Todos lo sabemos, como educadores o padres, debemos educar en éstos límites, no sólo por el beneficio psíquico, sino también ambiental.
Aplicándolo a nosotr@s mism@s. Es una responsabilidad de TODOS.
«A esto se agregan las dinámicas de los medios del mundo digital que, cuando se convierten en omnipresentes, no favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de pensar en profundidad, de amar con generosidad. La verdadera sabiduría, producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas, no se consigue con una mera acumulación de datos que termina saturando y obnubilando, en una especie de contaminación mental»
(LaudatoSi 47)