Los signos de los tiempos a la luz del carisma: La virginidad consagrada en secularidad

24 Sep, 2011 | Vida Consagrada

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS A LA LUZ DEL CARISMA:
LA VIRGINIDAD CONSAGRADA EN SECULARIDAD

Decía Jesús a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: «Va a llover», y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: «Viene bochorno», y así sucede. Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, este tiempo? (Cf.Lc12,54-56.).

El gran signo a que alude es la presencia misma de Cristo, que convertía a ese momento histórico en un Kairós soteriológico, en un tiempo de salvación.
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La expresión «signos de los tiempos» aparece por primera vez en Mt 16,2-3 y Lc 12,54-56, donde Jesús invita a la perspicacia, a estar despiertos, a ser despabilados y a la atención constante al Reino de Dios, a vivir en fidelidad nuestros compromisos, a convertir nuestro tiempo en tiempo de salvación.

En nuestros días, la fortuna de esta expresión se debe al papa Juan XXIII, que, con fuerza profética, volvió a proponer su significado original, “Distinguimos en medio de las tinieblas espesas, numerosos indicios, que nos infunden esperanza sobre el destino de la Iglesia y de la humanidad». Constitución Apostólica Humanae Salutis, de su Santidad Juan XXIII por la que se convoca del concilio Vaticano II (25 de diciembre 1961).

A partir de este documento, otros pontífices han recurrido con frecuencia a esta expresión, codificada por el Vaticano II sobre todo en el documento Gaudium et spes (nn. 4, 11, 44)

El Concilio Vaticano II (1961-1965) supuso una lectura de los “signos de los tiempos”. Cambiaron muchas cosas: liturgia, costumbres, lenguaje, etc. Era necesario adaptarse a la realidad del siglo XX. La Iglesia supo discernir los acontecimientos y se adaptó. Suprimió lo innecesario, profundizó en lo esencial y estableció un diálogo más estrecho con las ciencias humanas y las otras realidades religiosas.

El mensaje de Jesús y de la Iglesia es también para nosotras en la segunda década del siglo XXI: todos los tiempos son de salvación .Lo rezamos en el himno de vísperas: “La noche es tiempo de salvación”…Si esto fuera noche…,si es crisis más que económica, financiera, política, ecológica, de valores… Por eso un cristiano tiene que confiar en la presencia de Dios no debe ser encogido, ni triste, porque un santo triste… ni pesimista, ni negativo, y menos una aliada: aunque seamos mayores, tengamos “goteras”, no oigamos, ya nos quedará poco, porque pronto nos moriremos, no tengamos vocaciones,… que si la persecución religiosa,…que la situación internacional…¿”espesas nubes”? El cristianismo brinda alegría, da amplitud.

Dicen los expertos que estamos en un cambio epocal: ¿recordáis? Edad Antigua,. Media, Moderna, Contemporánea, Postmodernidad, Transmodernidad…

El objetivo es: Ser capaces de leer los ”signos de los tiempos” y de discernir lo esencial de lo accidental. Lo esencial es que Dios está con nosotros, que no puede dejar de estar, porque lo ha prometido: Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos. (Mt 28,20),y a la vez es una invitación al compromiso.

¿Qué son los signos de los tiempos?
Gaudium et Spes abordó el concepto de los “signos de los tiempos” como:
[A] aquellos acontecimientos de la sociedad moderna de la época más relevantes, y que nos plantean no sólo un mundo en proceso de cambios acelerados en todos los ámbitos del desarrollo humano (la ciencia y tecnología, la familia, la cultura, la sociedad, la economía, la política, la paz, etc.), sino, también
[ B] anuncios de esperanza para un cambio y compromiso posible en los seres humanos y la construcción de una mejor sociedad.

Se denominan signos de los tiempos todos los acontecimientos históricos que logran crear un consenso universal o generalizado en una nación por ej. la Revolución Francesa, o en Túnez o Egipto actual; en un continente: por ej La Unión Europea; o a nivel universal: la crisis económica actual. y que permiten la comprensión de las etapas fundamentales de la historia de la humanidad. Por ej. En la edad antigua el nacimiento de Cristo, que da lugar a la Era cristiana.

En la edad contemporánea desde el s.XVIII con la Revolución. Francesa, los valores son Libertad, Igualdad, fraternidad, profundamente cristianos y en los que debemos profundizar. Es verdad que no se hizo sin sangre, (Ambigüedad de todo lo terreno), pero pretende echar abajo una sociedad estamental injusta, de la nobleza, el clero y estado llano. Todas estudiamos los horrores, la Época del Terror, pero hoy no podríamos concebir la Historia sin ese hecho, que encierra profundas enseñanzas sobre el reparto de los bienes de la tierra y los valores evangélicos. Tuvo un detonante. La subida del precio del pan el 14 de julio de 1789.Y el pueblo se echa a la calle. Tuvo una enorme fuerza explosiva y onda expansiva. Porque se había producido la concienciación del pueblo, que va evolucionando y se extiende por Europa y África con Napoleón.

La postmodernidad Años 60 con mayo francés de 1968. La creatividad «la imaginación al poder¡» y la revolución sexual que valora la corporeidad humana, y la sexualidad que es buena, dada por Dios, (Gn 1,27) y revalorizada en la Encarnación del Verbo de Dios.(Jn 1,14) Es “componente fundamental de la personalidad, un modo suyo de ser, de manifestarse, de comunicar con los otros, de sentir, de expresar y de vivir el amor humano” (Congregación para la educación católica, Orientaciones educativas sobre el amor humano,4)

Hoy Vivimos este cambio epocal: Las revueltas árabes: Túnez, Egipto Yemen, Argelia:.. el mundo islámico. Están luchando por la democracia, que desde el siglo V .a C, pugna por aflorar, quiere ser un signo de todos los tiempos, pero que se la ahoga, se malentiende, que nunca llega a ser perfecta, pero es el menos malo de los regímenes políticos, con sus equivocaciones “Tinieblas espesas y numerosos indicios” …

Las causas de este cambio cambio epocal son: La pobreza, el paro, la desigualdad social, deseos de cambiar a los viejos regímenes, diferencias ideológicas o religiosas han procado en Túnez la revolución del Jazmín: 18/01/2011 el Abidine Ben Alí Mohamed estuvo 23 años en el poder. El detonante: recientes alzas de precio del azucar y el aceite. Pero esas alzas son sólo el detonante. Bouazizi, de 26 años, se prendió fuego en el centro de la ciudad tunecina de Sidbouzid en protesta de la elevada tasa de desempleo en el país después de que la policía volcara su carrito de frutas y hortalizas que vendía para ayudar en la manutención de sus hermanos y hermanas. Túnez destapa la congoja de toda una región «Ha habido en años recientes suicidios a causa de la pobreza”. …
En Egipto: 25 de enero 2011. Hosni Mubarak gobierna Egipto desde hace tres décadas…los egipcios luchan por conseguir vivir con dignidad, pues las personas que se manifiestan estos días lo hacen por conseguir acabar con la represión, la corrupción y la tiranía…
El mundo en plena transformación “en una década que según los científicos es absolutamente decisiva para el futuro del planeta”. “Oscuras nubes se habían cernido sobre la Iglesia católica”. Escándalos y abusos a menores. La crisis de la iglesia es un punto y la crisis de la sociedad, el otro. Estas crisis no están desconectadas entre sí.

¿Cómo discernir este tiempo?
Dice Benedicto XVI: “Es indispensable conocer de nuevo el Evangelio en toda su grandeza cósmica”.espiritu_y_Palabra.jpg

“En la crisis de la Iglesia se cifra para él una enorme oportunidad, la de redescubrir lo auténticamente católico. Para él la tarea es mostrar a las personas a Dios y decirles la verdad. La verdad sobre los misterios de la creación; la verdad sobre la existencia humana; y la verdad sobre nuestra esperanza que va más allá de lo terreno.
El laicismo “En cada época ha existido el afán de declarar muerto a Dios, de orientarse hacia lo tangible, aunque fuesen becerros de oro. La Biblia está llena de tales historias”. (cf. BENEDICT XVI Luz del mundo. El papa, la Iglesia y los signos de los tiempos UNA COVERSACIÓN con Peter Seewald p. 10-12). ¿Será una llamada para que reflexionemos qué imagen de Dios proyectamos?

¿Qué podemos aprender de todo esto?

Benedicto XVI en el discurso a los Institutos Seculares con motivo del Congreso sobre los 60 años de la Provida Mater, (2007) ha resaltado que el carisma propio de los Institutos Seculares es el discernimiento de los signos de los tiempos, para ser laboratorio de diálogo con el mundo.

“El Mundo: no es solamente el destinatario del mensaje de Salvación del que la Iglesia es portadora, sino que es también el lugar teológico en que ésta [la Iglesia] debe buscar los signos de la presencia de Dios” (GS 11).
Los signos de los tiempos son señales, indicios, acontecimientos.

Clases:
Naturales: el humo, es indicio de que hay fuego
Convencionales: el beso para mostrar cariño.
Históricos, es decir, hechos producidos por el hombre que tienen un valor no tanto por sí mismos como por el significado que encierran.

Acontecimientos:

Así, cuando hablamos de los «signos de los tiempos», no nos referimos a los hechos en sí mismos sino en cuanto «acontecimientos», es decir, hechos o situaciones cargadas de significado. Y el significado debe buscarse, más que en la concatenación de sucesos históricos, en la explosión de las aspiraciones profundas y universales de las que los hombres de una época dada toman conciencia como de una realidad colectiva, alcanzan la densidad explosiva y originan hechos. Igual que las nubes no se convierten en lluvia hasta que la densidad es capaz de transformar el vapor en agua, lo mismo las aspiraciones humanas, cuando hay conciencia de su universalidad, adquieren una densidad tal, en profundidad y extensión, que ya no es posible frenar su manifestación exterior, y explotan determinando un tiempo, un momento de la Historia.

Los «acontecimientos», en cuanto reveladores de aspectos escondidos del espíritu humano, – por ej el hartazgo de los pobres, la búsqueda de la libertad-, mientras caracterizan un determinado momento histórico, contienen al mismo tiempo una carga de futuro, no en perspectiva futurista sino en la dinámica de utopía. El ser humano tiene necesidad de utopía, porque siendo criatura limitada, es abierta al infinito.

“Nuestra laicidad ha de ser actitud de cercanía, “com-pasión” a todos los hombres, con los distintos y los distantes, mostrar la belleza y la atracción del Evangelio de la gracia de Dios. En los tiempos actuales, ciertamente complejos y difíciles, no ver ante todo desolación, sino llamada apremiante a transfundir en las venas de la humanidad la savia regeneradora del Evangelio La vocación de los distintos no es contraposición sino recíproca necesidad y crecimiento concorde hacia Cristo”.

AMBIGÜEDAD DE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, de todo lo terreno.

Signos característicos de los tiempos presentes que favorecen la realización del Evangelio: Promoción actual de los sectores del trabajo Ingreso de la mujer en la vida pública Autodeterminación de los pueblos colonizados. Juan XXIII consideraba que estos fenómenos abren al hombre a los valores espirituales de la verdad, de la justicia, del amor, de la libertad, y que “bajo este mismo impulso se encuentran en el camino que los lleva a conocer mejor al Dios verdadero, es decir, trascendente personal”. En efecto, mal puede comprender a un Dios Salvador y liberador el hombre sin libertad e independencia.
-Pero la energía atómica esperada como un bien de alcance insospechado por sus aplicaciones pacíficas, terapéuticas, reviste también un peligro real y aterrador (bomba atómica)
– La promoción social de la mujer más allá del ámbito familiar, puede provocar un desequilibrio en éste último.
-Los medios de comunicación social ayudan a la participación de los bienes culturales y a la unificación de la humanidad, pero propagan también ideologías destructoras. Pero tal es el riesgo de todo proceso. No hay que negar, sino discernir y superar lo defectuoso. Justamente aquí aparece clara la función hermenéutica de los “signos de los tiempos” y el compromiso cristiano con las realidades del mundo. No es la evasión, sino el compromiso lo que contribuye a la salvación del mundo.

Nuestra sociedad presenta interrogantes a la virginidad consagrada que nos exigen la práctica gozosa de la castidad, como testimonio de la fuerza del amor de Dios en la fragilidad de la condición humana. (Const. Nº 38).

Somos conscientes de la nueva sensibilidad, propia del hombre y de la mujer contemporáneos, respecto a la sexualidad en cuanto «componente fundamental de la personalidad, un modo suyo de ser, de manifestarse, de comunicar con los otros, de sentir, de expresar y de vivir, el amor humano (cf. Congregación para la educación católica, Orientaciones educativas sobre el amor humano, 4).

La persona consagrada manifiesta que lo que muchos creen imposible es posible y verdaderamente liberador con la gracia del Señor Jesús. Sí, ¡en Cristo es posible amar a Dios con todo el corazón, poniéndolo por encima de cualquier otro amor, y amar así con la libertad de Dios a todas las criaturas.

Este testimonio es necesario hoy más que nunca, precisamente porque es algo casi incomprensible en nuestro mundo. Es un testimonio que se ofrece a cada persona —a los jóvenes, a los novios, a los esposos y a las familias cristianas— para manifestar que la fuerza del amor de Dios puede obrar grandes cosas precisamente en las vicisitudes del amor humano, que trata de satisfacer una creciente necesidad de transparencia interior en las relaciones humanas.

“Es necesario que la vida consagrada presente al mundo de hoy ejemplos de una castidad vivida por hombres y mujeres que demuestren equilibrio, dominio de sí mismos, iniciativa, madurez psicológica y afectiva.» palabra_y_Biblia.jpg

Gracias a este testimonio se ofrece al amor humano un punto de referencia seguro, que la persona consagrada encuentra en la contemplación del amor trinitario, que nos ha sido revelado en Cristo. Precisamente porque está inmersa en este misterio, la persona consagrada se siente capaz de un amor radical y universal, que le da la fuerza del autodominio y de la disciplina necesarios para no caer en la esclavitud de los sentidos y de los instintos. La castidad consagrada aparece de este modo como una experiencia de alegría y de libertad. Iluminada por la fe en el Señor resucitado y por la esperanza en los nuevos cielos y la nueva tierra (cf. Ap 21, 1), ofrece también estímulos valiosos para la educación en la castidad propia de otros estados de vida” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Vita Consecrata, 25 marzo 1996, n. 88,).

En secularidad: El tema está profundamente enraizado en nuestra secularidad consagrada. Un consagrado secular no es un religioso en el mundo, es y representa el ideal del apóstol laico, que participa y colabora en la misión de la Iglesia en el mundo.

La opción de consagración secular es una toma de conciencia de “estar en el mundo como lugar propio vuestro de responsabilidad cristiana”, es “un modo de ser Iglesia, de hacerla presente, de salvarnos y de anunciar la salvación”. ( Pablo VI (1963-1978), en su alocución a los Institutos Seculares, año 1972:

“A vosotros ha sido confiada esta gozosa misión: ser modelo de incansable impulso de la nueva relación que la Iglesia trata de encarnar ante el mundo”. (Pablo VI DISCURSO A LOS RESPONSABLES GENERALES Y MIEMBROS DE LOS INSTITUTOS SECULARES EN EL XXV ANIVERSARIO DE LA»PROVIDA MATER ECCLESIA», 2 DE FEBRERO DE 1972)

«Seculares». Con esta particular pertenencia a Jesucristo en la virginidad, ámbito privilegiado de una vocación específica para la gloria de Dios y el servicio a los hermanos. Exige vivir en el mundo, en contacto con los hermanos del mundo, insertos como ellos en las vicisitudes humanas, responsables como ellos de las posibilidades y riesgos de la ciudad terrestre, igual que ellos con el peso de una vida cotidiana comprometida en la construcción de la sociedad, con ellos implicados en las más variadas profesiones al servicio del hombre, de la familia y de la organización de los pueblos. Comprometidos, sobre todo, a construir un mundo nuevo según el plan de Dios, en la justicia, el amor y la paz, como expresión de una auténtica «civilización del amor». No es tarea fácil. Exige discernimiento, generosidad, coraje. Pablo VI los llama los «alpinistas del espíritu» (cf. Pablo VI, 26 de septiembre de1972
« Queridos hijos e hijas: La Iglesia espera mucho de vosotros. Necesita vuestro testimonio para comunicar al mundo, hambriento de la Palabra de Dios, aun en los casos en que no tiene conciencia de ello, el `anuncio gozoso` de que toda aspiración auténticamente humana puede encontrar cumplimiento en Cristo ”.(J.PabloII)

Vuestro estado de vida consagrada constituye un regalo particular del Espíritu Santo concedido a nuestro tiempo para ayudarle a resolver la tensión entre la apertura objetiva a los valores del mundo moderno (estado secular cristiano auténtico) y la entrega plena del corazón a Dios.

En efecto, os encontráis, por decirlo así, en el centro del conflicto que agita y divide el alma moderna, y podéis ofrecer una aportación pastoral eficaz para el futuro y abrir caminos nuevos y de valor universal para el pueblo de Dios ” (Juan Pablo II)

Juan Pablo II (1978-2005) nos decía: “…no cambiéis vuestra condición, ¡sois y os mantenéis. laicos!”

Los Institutos Seculares, cuyos miembros pretenden vivir la consagración a Dios en el mundo mediante la profesión de los consejos evangélicos en el contexto de las estructuras temporales, para ser así fermento de sabiduría y testimonios de gracia en el interior de la vida cultural, económica y política. Mediante la síntesis, que les es específica, de secularidad y consagración, pretenden introducir en la sociedad las energías nuevas del Reino de Cristo, tratando de transfigurar el mundo desde dentro con la fuerza de las Bienaventuranzas. De esta forma, mientras la total pertenencia a Dios los hace plenamente consagrados a su servicio, su actividad en las normales condiciones laicales contribuye, bajo la acción del Espíritu, a la animación evangélica de las realidades seculares.
Los Institutos Seculares contribuyen de esta forma a asegurar a la Iglesia, según la índole específica de cada uno, una presencia incisiva en la sociedad.

Acudamos a la contemplación admirativa y activa de María consagrada secular por la Trinidad, llenas de confianza a lo largo de todo nuestro itinerario espiritual.

La virginidad y el amor virginal atraen de un modo especial las miradas, las ternuras, las misericordias, los amores de Dios . (Antonio Amundarain)

A. Torio (AJM)

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