Sabemos poco de lo que hizo, de dónde estuvo mientras su hijo Jesús estuvo en la tierra. Pero sabemos que cuando todos lo abandonaron, Ella estuvo al pie de la cruz. Y desde entonces todos creemos que ella está junto a nosotros en los momentos de debilidad.

Por eso hay tantas representaciones de María al pie de la cruz (La Dolorosa), o con su hijo muerto en brazos (La Piedad).

Durante la Peste Negra, que devastó Europa, los cristianos, desamparados, añadieron a la oración que recordaba el saludo del ángel una petición *ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte*. Y así surgió el Ave María. El pueblo de Dios necesitaba la dimensión llena de esperanza de esa petición que forma la segunda mitad de la oración del Ave María.

Rezar el Ave María.

Si quieres escuchar esta oración, lo puedes hacer en la versión a 4 voces de Tomás Luis de Victoria:

O en esta compuesta por Gounod a partir de una melodía de Bach y cantada por María Callas:

O disfrutar con el gran Pavarotti cantando la versión de Shubert:

O esta otra delicada de Bruckner:

Todas nos recuerdan que Santa María ruega por nosotros. Por esto, como ella al pie de la cruz, nos mantenemos *¡Firmes en la fe!*