JOVENES EN MISION.
EXPERIENCIA MISIONERA VERANO DE 2010

Después de nuestro regreso, y tras un tiempo de reflexión, llegamos a la conclusión de que, a pesar de que la experiencia de este año fue única y diferente a las demás, Bolivia sigue siendo tristemente el mismo país que conocimos por primera vez hace seis años.

Sentados en el avión de ida y casi sin darnos cuenta de que volábamos rumbo a Santa Cruz dábamos gracias a Dios por darnos de nuevo la oportunidad de viajar a misiones, algo que hasta unos días antes de partir no teníamos nada claro por las circunstancias personales que nos rodeaban.
En poco tiempo la alegría se convirtió en ilusión por conocer cómo había evolucionado el país y como estarían las misioneras y todas las personas que ya conocíamos. También nos alegraba poder ver in situ lo que nos habían contado y lo que habíamos visto en fotos sobre el proyecto de la biblioteca.
Pasadas 13 horas de vuelo, una larga cola para regularizar papeles y una espera de 4 horas en el aeropuerto, aparecieron Carmen y Puri, que por culpa nuestra, tuvieron que madrugar muchísimo y todas nuestras dudas empezaron a disiparse.
Llegamos el día del Apóstol Santiago y con el tiempo justo para acudir a la celebración de la Misa mayor, pues el Apóstol Santiago es el patrón de El Torno. Allí ya tuvimos la posibilidad de saludar a muchas personas que habían bajado de las comunidades para dicha celebración. Fue un encuentro emotivo, lleno de recuerdos y saludos para todos los que en algún momento pasaron por allí. La gente se acuerda de todos y nos manifiestan un cariño especial, a pesar de que en algunos casos ya hace años de su estancia.
Llegados a la casa de la Alianza y tras una larga conversación con las aliadas llegaba el momento de reponer el sueño perdido de dos días de viaje. A la mañana siguiente los gallos con su canto anunciaban que estábamos en Bolivia (por si nos quedaba alguna duda) y empezamos a programar lo que sería nuestra estancia allí.
Las Aliadas tenían preparado una experiencia de dos semanas visitando a las familia de la comunidad de Santo Corazón. Una comunidad en la que Carmen y Puri llevan trabajando desde su llegada a Bolivia. Era necesario realizar dichas visitas pues se trata de una comunidad a la que están llegando gentes del interior buscando un lugar mejor para vivir. Por las mañanas y de dos en dos, como el Señor envió a los discípulos recorríamos a pie los caminos y las veredas de la comunidad parándonos en cada casa que encontrábamos para charlar, compartir y orar juntos. Las misioneras son el referente y el pilar al que acuden ante un problema o una situación determinada. Ellas siempre están disponibles. Una vez más a través de estas visitas comprobamos su hospitalidad, su amor, su humildad, su fe llevada a la vida. Una vez más se manifiestan como un revulsivo para aquellos que venimos o creemos venir con todo aprendido de este mal llamado primer mundo.
Tras esas dos semanas todo terminó de la mejor manera posible que es celebrando la fe que compartimos a través del sacramento de la Eucaristía. Tuvimos la gran suerte de que en la misa de ese mes de agosto inauguraban las obras que habían hecho en el techo de la capilla asi como la compra de un altar y una pila bautismal. Fue muy especial poder compartir en las vísperas de la misa una jornada de limpieza, juegos y convivencia con todos los miembros de la comunidad.
Pero todo llega a su fin y con una maleta cargada de momentos y vivencias especiales tomamos de nuevo el avión camino de España. No sin antes y a través de la fuerza que da el abrazo desear a Carmen y a Puri todo el ánimo y agradecimiento por todo lo recibido. Abrazo que fue recíproco en saludos y cariño hacia todos los miembros del grupo Jóvenes en misión y hacia la Alianza por parte de de ellas.
Sentados en el avión y con las dudas de la ida ya resueltas, volvíamos a reflexionar sobre todo lo vivido y llegábamos a la conclusión de que para lo bueno y lo malo Bolivia siempre será Bolivia. Ojalá que todos los problemas político sociales que hoy vive este país lleguen a una pronta solución y que los gobernantes luchen por hacer que todo lo bueno que tiene esta tierra sea lo que haga que Bolivia tenga un futuro esperanzador.