¿Quién iba a decir que aquél niño que nació tan débil de salud iba a «armar» lo que armó?

Y es que la vida es un don maravilloso,  una semilla divina, que pese a las corrientes que circulan, siempre nos traerá Vida, a veces más cantarinas, otras más silenciadas, otras fecundadas en sí con el don de la profecía.

Hoy agradecemos el nacimiento de nuestro Fundador el Venerable Antonio Amundarain, entonando un Magníficat, como María, su «mejor aliada», por tantos frutos que ha dado y sigue dando su carisma, su espiritualidad y sobre todo la docilidad al Espíritu en toda su vida terrena.

¡Gracias, mil gracias!

En la foto las flores que como expresión de cariño envía el Instituto a la Parroquia de Santa Catalina de Elduaiem para el día de hoy.