HUMILDAD
Cuentan que, en un pueblo de la montaña, un hombre padecía una cruel enfermedad.
Los vecinos, por todos los medios, intentaron acercarse hasta El
y, así, ayudarle a soportar esas horas amargas.
El enfermo, orgulloso y vanidoso, cerró las puertas de su casa.
Optó por padecer en la soledad aquellos grandes dolores.
Cuando murió y se presentó ante Dios le dijo:
Señor; ¿cómo es que no me diste fuerzas para seguir adelante?
¿Cómo me dejaste tan abandonado?
¡Por lo menos tú tuviste a tu Madre al pie de la cruz!
A lo que, el Señor, contestó:
¿Cómo puedes reprocharme eso?
Te envié a todos tus vecinos para estar al pie de tu cruz
y, lejos de admitirlos, los rechazaste una y otra vez.
Ofrezcamos a María, en este día, nuestra HUMILDAD
¿Pides a María su ayuda para momentos difíciles?