Rosa Llamas y Querubina Gambín

29 May, 2012 | Experiencia y testimonio

´Siempre me he sentido muy orgullosa de estar casada con Dios´
Rosa Llamas y Querubina Gambín son dos de las cinco primeras vírgenes seglares que se ordenaron en España.
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Cuarenta años como vírgenes seglares unen a Querubina (i) y Rosa (d).

La tarde del 31 de mayo de 1972, el Santuario de la Fuensanta acogió una celebración muy especial. Coincidiendo con el día del tradicional homenaje a las religiosas murcianas, tuvo lugar la ceremonia de consagración de las cinco primeras vírgenes seglares. Con la asistencia de numerosas religiosas de los diversos institutos y congregaciones que llenaban el Santuario, las cinco vírgenes seglares recibieron, tras el acto de consagración, las insignias de la virginidad consagrada: el anillo y el velo blanco, signo de la consagración esponsal a Jesucristo, en amor y fidelidad perpetua.

Entre estas cinco mujeres, que desde su juventud decidieron entregarse a Dios con sus votos perpetuos, se encontraban Rosa Llamas y Querubina Gambín, quienes, ahora, después de muchos años celebrarán el cuarenta aniversario de esta fecha tan especial en sus vidas. Ambas comparten casa desde hace mucho tiempo. Son mayores y sus vidas han estado unidas a Dios. Rosa, llamada cariñosamente por familiares y amigos Rosita, tiene 93 años y recuerda la celebración en la Fuensanta con mucho cariño. «Yo tenía 54 años, pero mis votos ya los hice siendo una adolescente».

Se siente una mujer feliz, que ha tenido una vida plena, ya que «ha sido mi vocación y siempre he estado muy contenta de poder ser virgen consagrada», asegura Rosita, quien confiesa que «siempre he estado muy orgullosa de estar casada con Dios». Recordando su juventud, no niega que tuviera pretendientes. De hecho, entre risas, relata cómo alguna vez tuvo que despistar a algún joven que se empeñaba en seguirla de regreso a su casa. «Yo siempre lo tuve muy claro. Esta es la vida que quería vivir», comenta Rosita. Preguntada por qué no ingresó en alguna orden religiosa, esta virgen consagrada asegura que se trata de una manera de poder entregarse al Señor, pero sin estar lejos de la familia». En este sentido, Rosita confía en que se despierten vocaciones y haya mujeres jóvenes que sientan la necesidad de seguir su camino. Mañana, Rosita y Querubina (enferma de alzhéimer) celebrarán el cuarenta aniversario de aquel día en el que se casaron con Dios, asistiendo a una misa que tendrá lugar en la Catedral, a las doce del mediodía. La consagración de vírgenes arranca desde los mismos orígenes del cristianismo. Los apóstoles, singularmente San Pablo y San Juan Evangelista, hacen elogios de la virginidad consagrada, que es considerada como un especial carisma de servicio a la Iglesia. A partir del siglo IV, con la aparición de otras formas de vida consagrada común o en soledad, fue perdiendo relevancia, hasta casi desaparecer a lo largo del siglo V. No obstante, fue restaurada por el Concilio Vaticano II, quedando recogido en el Código de Derecho Canónico. Hoy hay más de 3000 vírgenes consagradas en toda la Iglesia.

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