Benedicto XVI destaca el celibato sacerdotal y la virginidad consagrada como signo luminoso de la caridad pastoral
DURANTE LA CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA DE LAS HORAS EN EL ‘DUOMO’ DE MILÁN
Benedicto XVI destaca el celibato sacerdotal y la virginidad consagrada como signo luminoso de la caridad pastoral
2 junio, 2012
El Papa destacó que el celibato sacerdotal y la virginidad consagrada son “signo luminoso” de la caridad pastoral y de “un corazón indiviso” porque el amor por Jesús que vale para todos los cristianos, “adquiere un significado singular para el sacerdote célibe y para quien ha respondido a la vocación de la vida consagrada” ya que “sólo y siempre en Cristo se encuentra la fuente y el modelo para repetir cotidianamente el ‘si’ a la voluntad de Dios”, lo afirmó en su meditación durante la celebración de la liturgia de las horas en el ‘Duomo’ de Milán.
Después de celebrar la Misa en privado en el Arzobispado de Milán, el Papa viajó en coche al ‘Duomo’ para presidir la celebración de la Hora Media según el antiguo rito ambrosiano con la participación de sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas y seminaristas de la arquidiócesis ambrosiana además de los obispos auxiliares, el arcipreste y los arzobispos eméritos de Milán, el cardenal Carlo Maria Martini y el cardenal Dionigi Tettamanzi junto a otros cardenales y obispos.
Benedicto XVI recordó figuras milaneses como San Ambrosio y San Carlos Borromeo y a los pontífices Pio XI y Pablo VI y resaltó la oración cotidiana de la liturgia de las horas que “constituye una tarea esencial del ministerio ordenado en la Iglesia” ya que “extiende durante el día el misterio central de la Eucaristía” en la que los sacerdotes están particularmente “unidos al Señor Jesús” vivo en el tiempo.
En esta línea, recordó que San Ambrosio predicó “con intensidad sorprendente” y cultivó “la virginidad en la Iglesia, promoviendo también la dignidad de la mujer“.
Así, el Pontífice calificó al sacerdocio como “un don precioso” e invitó a los seminaristas “que se preparan a recibirlo” a aprender a “disfrutar desde este momento a vivir con compromiso el tiempo precioso del seminario“.
Además, Benedicto XVI señaló que “no hay oposición entre el bien de la persona del sacerdote y su misión” sino que la “caridad pastoral” es el elemento que une la vida que tiene su raíz en “una relación íntima con Cristo en la oración para vivir el don total de sí mismos para el rebaño” por lo que todas las acciones tienen como propósito “el conducir los fieles a la unión con el Señor y acrecentar la comunión eclesial para la salvación del mundo“.
Asimismo, el Papa auspició que las familias cristianas sean “según el diseño de Dios, lugares de gracia y santidad, terreno fértil para las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada” y que el ministerio de los sacerdotes sea “cada vez más fecundo” junto al testimonio de las personas consagradas para “mostrar al mundo la belleza de la donación a Cristo y a la Iglesia“,
Antes de concluir, el Pontífice agradeció a los “hermanos y hermanas consagradas” su testimonio y los alentó a “mirar el futuro con confianza, contando con la fidelidad de Dios y la potencia de su gracia, capaz de operar siempre nuevas maravillas” para que contemplando a María, madre de Cristo, “se extienda su divina maternidad” de modo que los ministerios de la palabra y sacramentos, la vida de contemplación y actividad apostólica “perseveren, sin cansancio y con valentía, al servicio de Dios y a la edificación de la Iglesia“.
Al finalizar, Benedicto XVI se dirigió a la cripta de San Carlos Borromeo para venerar las reliquias del santo.