Date permiso

11 Nov, 2023 | Oración y reflexión

¿A dónde iré lejos de tu aliento,
a dónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
(Sal 138)

A veces tienes que darte permiso para no poder.
No poder escuchar, porque ya hay demasiadas palabras que caen sobre otras palabras amontonadas, tanto que no llegas a procesarlas.
No poder hablar, porque dirías algo de lo que te puedes arrepentir.
No poder sonreír porque los ojos no quieren.
No poder pelear porque faltan las fuerzas.
No poder rezar porque el grito de dentro no te deja.
No poder asentir, porque niegas.
No poder querer bien, porque se te atraviesan dentro los malos humores.

Entonces, justo cuando te sientes más impotente, menos a la altura de tantas expectativas, tuyas y ajenas, tal vez es cuando más preparado estás para dejarte tocar por Dios.
Porque reconoces, con absoluta evidencia, que no puedes.
Pero Él sí.

José María Rodríguez Olaizola

ENTRA, SEÑOR

Entra, Señor, y derrumba mis murallas, que en mi ciudadela sitiada entren mis hermanos, mis amigos, mis enemigos.

Que entren todos, Señor de la vida, que coman de mis silos, que beban de mis aljibes, que pasten en mis campos.

Que se hagan cargo, mi Dios, de mi gobierno.

Que pueda darles todo, que icen tu bandera en mis almenas, hagan leña mis lanzas y las conviertan en podaderas.

Que entren, Señor, en mi viña, que es tu viña.

Que corten racimos, y mojen tu pan en mi aceite. Y saciados de todo tu amor, por mi amor, vuelvan a ti para servirte. Entra, Señor, y rompe mis murallas.

(Antonio Ordóñez, sj)

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