De cara a Dios
¡Qué difícil es … , enfocar la vida entera hacia Dios!
Lo que primero se nos ofrece, cautiva nuestros ojos, tras los ojos va el corazón y a donde va el corazón, vamos también nosotros, pues somos esclavos del corazón.
Si fuese viva nuestra fe, si fuese intensa, clara, luciente, si nuestra fe fuese como los ojos, y ella viese como ven éstos, ¡qué distinto se nos mostraría el panorama de la vida!
Cree el mundo cristiano, y, al decir que cree, sólo trata de significar que no es incrédulo. Soy creyente, es como decir no soy ateo, admito los dogmas, es verdad el Evangelio. Apenas parece un acto positivo; lo es, a lo sumo, de palabra nada más.
Pero creer como se debe, como han creído los santos; creer pensando bien en lo que creemos; creer discurriendo, ponderando, viendo lo que creemos; creer asintiendo, actuando, descansando en lo que creemos; creer admirando, disfrutando, amando, viviendo lo que creemos; creer así es creer positivamente, es vivir la fe, y la fe nos hace vivir a Dios y en Dios,
Antonio Amundarain
(Lilium Diciembre 1933)