IMPLÍCAME, COMPLÍCAME

20 Ago, 2024 | Oración y reflexión

Un muchacho (o podría ser también una chica, o un padre de familia, o una abuela con mucho recorrido a la espalda. O también podrías ser tú, en tus circunstancias…), supo que Jesús andaba cerca. Salió a la calle y al encontrarlo le invitó a tomar algo. Se sentaron juntos a tomar un café, y aprovechó para preguntarle, “Oye, Jesús, tú que eres bueno, ¿qué tengo que hacer yo para que mi vida sea plena?” Jesús le miró, y le dijo: “Supongo que lo que pone el catecismo, ¿no? Ya conoces los mandamientos y las leyes de la Iglesia”. El chaval hinchó el pecho, muy contento, y le dijo: “Ah, entonces voy por el buen camino. Porque todo eso lo cumplo. Yo voy a misa todos los domingos, y fiestas de guardar. Y doy limosna. Y ayuno en Cuaresma. Y voy a catequesis. Y estoy en un voluntariado. Y cada noche rezo …” Entonces Jesús le interrumpió. “Verás, te falta una cosa. Hay muchas cosas que posees, y te da miedo quedarte sin ellas. Pero deberías darlas, o venderlas, y repartir lo que tengas con quienes lo necesitan más. Da tu dinero, tu tiempo, tu talento, tu simpatía, tu fe, a quienes no lo tienen, y tu vida será plena. Y sígueme”. Entonces el chico se levantó, pagó la cuenta –sin dejar propina– y volvió a su casa bastante fastidiado, y publicó un mensaje en las redes sociales que decía: “Tampoco hay que tomarse las cosas tan en serio”. Entonces Jesús les dijo a sus amigos, los de hace mucho tiempo y los de ahora: “Es muy difícil que quien vive para acumular entre en el reino de los cielos. Porque el reino es de quien confía en Dios y en el prójimo, no en el dinero o las riquezas”. Alguno de los discípulos contestó: “Hombre, ¿con lo cara que está la vida? ¿Cómo no te vas a preocupar por el dinero? ¿Quién puede ser libre de eso?” Y Jesús les miró con ternura, como me mira también a mí, y les dijo: “Nada es imposible para Dios”.
_(ADAPTACIÓN DE Mt 19, 16-22)_

IMPLÍCAME, COMPLÍCAME
Implícame, Jesús, con la causa de los pobres.
Implícame con esta causa, que es la tuya.
Implícame, complícame, replícame,

Implícame a tu manera que sorprende,
inquieta e ilusiona.
Que no sepa dejar de mirar.
Que no sepa dejar de querer.
Que no sepa dejar de amar.

Complícame la vida, que eso
es lo que pasa cuando uno ama.
Complícame haciéndome apasionado.
Complícame porque las cosas no son fáciles.
Complícame porque las lágrimas duelen
y el hambre es mala,
y los gritos no se pueden apagar.

Complícame porque un mundo roto
no es un lugar cómodo.

Replícame cuando ponga argumentos
para escabullirme.
No me dejes posponer mi camino
Que ya está bien de muchas palabras.
Si estoy demasiado centrado en mis problemas,
demasiado dedicado a mis actividades,
demasiado ocupado en salir yo adelante,
Implícame, Señor, y complícame

(Patxi Loidi)

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