Pimpollos de mayo
Comenzamos… Y mire Vd., qué casualidad. Digo mejor: ¡qué providencia tan singular y tan simpática de nuestro buen Jesús, que nos pone con la «campanilla» en la mano, para llamar a nuestras niñas y decirles a ellas, sólo a ellas, sus cositas, cabalmente cuando Mayo nos sonríe Con sus pimpollitos de rosas y azucenas!
Qui pascitur inter lilia… Así, con latines y todo. «El que se apacienta entre lirios y azucenas de pureza» es el Cordero Jesús, vuestro Maestro divino, cuya es la «Escuela…» y de la que sois vosotras, mis amadas niñas, alumnas y discípulas fieles, puntuales y aprovechadas.
Y si vuestro Maestro es Cordero divino que se apacienta, juega, y se recrea entre lirios y azucenas, vosotras, sus discípulas, seréis siempre los pimpollitos del jardín en la que la «Escuela» se ha de convertir, y habéis de dejaros coger, y cortar y comer de Aquel Cordero. Bueno, no os asustéis, que Jesús tiene la habilidad de coger y cortar y comer sin causar daño ni dolor alguno.
Lo que interesa es que vosotras seáis pimpollitos que hermosean, enriquecen, embellecen y perfuman, como un paraíso, el jardín de la «Alianza en Jesús por María», donde, gracias a Dios, hay flores muy grandes y muy bellas que hacen mucha sombra, y bajo cuyos pétalos os esconderéis vosotras sin temor ni miedo.
Jesús es el jardinero; pasea por sus sendas; mira y admira las grandes flores, y goza también, risueño, al ver escondidos los pimpollitos pequeños que mañana serán flores grandes, encantadoras y fragantes.
Jesús, el jardinero, las riega con su gracia, las abona con sus sacramentos, les da calor y fecundidad con los rayos ardientes de su amor.
Pero, todo esto sería infructuoso, si la «Escuela de Jesús» no tuviera buenas tapias para guareceros y defenderos y guardaros de las fieras del bosque. Fuera de las tapias, anda rugiendo el demonio, como rabioso lobo, buscando un resquicio para introducirse dentro del jardín y hacer…
Fuera diversiones y juegos peligrosos, espectáculos mundanos amiguitas un poquito libres… Y no digo amiguitos, porque amiguitos no los tienen las niñas de la «Escuela de Jesús», ni los tendrán jamás, más que UNO, y ese UNO es el amiguito de todas, y todas son las amiguitas de Él…
Mayo con flores hermosas y fragantes, y María-Virgen obsequiada por sus hijas con ramilletes de olorosas azucenas. Nuestra querida Obra, Jardín de lirios que van al altar de la Virgen a saludarla, cantarla, amarla, ofreciendo sus corazones, sus virtudes, sus méritos, sus buenas obras, sus plegarias, sus sacrificios, su pureza angélica, su amor…
Y en la «Escuela de Jesús» también María-Virgen es Maestra que dará sus lecciones, alternando con Jesús. Ella os enseñará cómo se ama a Jesús y Él os enseñará cómo se ama a María. Y en su nombre os darán otras lecciones los sacerdotes, sus ministros, y también las hermanitas-maestras que tienen la misión especial de vigilaros y enseñaros…
La CAMPANILLA DEL MAESTRO sonará fuerte, y dirá cosas muy buenas; la que tenga oídos que escuche con atención.
Vuestro Capellán.
ANTONIO
