¡¡¡Sin posada!!!

11 Dic, 2013 | Escritos de D. Antonio Amundarain

¡¡ S i n p o s a d a !!

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La noche está encima, toca a su fin el tibio crepúsculo de la tarde y las calles de Belén quedan desiertas.

Del interior de las casas, iluminadas con profusión, llegan de tiempo en tiempo ya voces, ya cantos, y aun quizás alegres músicas. Las aves están en sus nidos, las bestias en sus guaridas…

Solo el Hijo de Dios no tiene donde reclinar su cabeza, a pesar de los esfuerzos de San José y de María para encontrar un abrigo.

Por las solitarias calles de Belén pasa la desconocida pareja, humilde y humillada por el despecho de las gentes; nadie se digna ofrecerle un rincón para resguardarse de la intemperie.

El Mesías está en los umbrales de la tierra, y la tierra se esconde en las sombras de una noche indiferente; el Salvador está llegando al mundo, y el mundo no se digna abrirle las puertas.

La primera palabra que se oye a su llegada en el mundo es: “Non erat locus… no hay lugar…” No hay lugar en la tierra para el Creador de ella… No hay lugar en el mundo para el Rey del mundo… No hay lugar entre los hombres para Él, que viene a salvarlos… No hay lugar, y tendrá que huir al extranjero… No hay lugar, y vivirá escondido en treinta años… No hay lugar, dirán, cuando cargándole con una cruz, lo arrojen de la ciudad de Jerusalén.

***

Hoy como entonces, viene en los siglos sonando la misma palabra: No hay lugar para Jesús. En la vida social y pública, en los palacios de los grandes y en las buhardillas de los pobres, entre las agitaciones de la industria y del comercio, entre el lujo y exhibiciones de los salones y las bajas expansiones de las tabernas, en los libros y en la Prensa, en los talleres y en las fábricas, en las escuelas y demás centros de enseñanza, en los espectáculos y en las playas, en los bailes, en los teatros, en los clubs, en las modas, en las vanidades y exhibiciones mundanas, no hay lugar, ni para Jesús, ni para sus amigos, ni para su doctrina, ni para su evangelio, ni para su cruz… ni para sus amores. ¡¡Oh desventura!! ¡¡Oh ceguera de los hombres!! ¡Jesús no tiene lugar ni en los hogares, ni en las almas, ni en sus pensamientos, ni en sus conversaciones, ni en sus recuerdos, ni en sus amores!…

Toda la historia del mundo y todas sus desgracias y desventuras aquí tienen su explicación: “No han dado lugar a Jesús”.

Los hombres le han cerrado sus puertas… Pero las bestias se las han abierto… y en su compañía, Jesús, Dios Hermano, en un establo se ha dignado nacer. ¡¡Oh prodigio de amor!!

¡Divino Jesús, pequeñito y humilde, y humillado por la ingratitud de los hombres! Desde hoy tienes un portal regalado en cada uno de los Centros de la “Alianza”. Un “Retiro” solitario de dulce paz y amor te abre sus puertas, y allí un grupo de vírgenes te extienden sus brazos, para hacerte, como María, el oficio de “Virgen” y de “Madre”.

EL ESCLAVITO

LILIUM ENERO-FEBRERO 1931

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