El fin de la alianza

3 Nov, 2014 | Escritos A. Amundarain

EL FIN DE LA ALIADA
A Amunadain Madrid 1949

Continuación.

Así como una semilla, el trigo por ejemplo, lleva en germen la espiga que de él brotará; de la misma manera el hombre lleva también en germen la esencia de su perfección, por eso podemos afirmar que el hombre es creado perfecto, aunque esta perfección se adquiera y se vaya desarrollando poco a poco. Si yo como aliada no llego a la plenitud de mi santificación, será como una de esas plantas, que se arrancan antes de llegar a la madurez y mi alabanza no será completa si no llego a mi completo desarrollo. Suponed que el dos de febrero de 1950 la Alianza hubiese llegado a la perfección. ¡Qué alabanza daría a Dios en medio del mundo! ¿Se la dará? No sé si tan fina y delicada como Él esperaba… Y esto ¿Por qué? Sencillamente porque cada uno de nosotros en el desarrollo de nuestra vida no ha fructificado en la proporción que hubiéramos debido hacerlo.

Si la Alianza fuese una colmena y cada aliada una celdita, donde sin descanso como la abeja elaborara la miel de su perfección individual ¡qué alegría! ¡Cuánta gloria daría a Dios! Entonces llegaría a ser real la inspiración que hemos sentido al lanzarnos a fundar la Obra. A menudo pienso que un convento es un bonito incensario con unas cuantas ascuas, donde cada religiosa echa el perfume de su vida y desde allí como una columnita, sube al cielo el perfume y la alabanza de aquellas almas… Esto realmente es hermoso; sin embargo yo sueño y el Señor así me lo ha inspirado al pie del egregio camarín de nuestra Madre del Coro, el que España sea un inmenso brasero y que cada una de vosotras donde viva y trabaje sea un ascua, donde eche el fino y delicado perfume de la pureza… y así no como una columnita, sino como extensa nube, subirá hacia el cielo la sublime armonía y alabanza de las almas consagradas. ¡¡Cuánta belleza se encierra aquí!! ¿Por qué no poblar la tierra de almas puras y virginales? Lo lograremos, si cada una de vosotras trabaja generosamente para alcanzar su propia perfección.

Como podéis observar, la aliada ha sido creada para alabar a Dios de una manera original. En la gloria se alaba al Dios tres veces Santo de una manera perfecta, porque los que allí moran son perfectos. San Juan que lo vio lo canta de una manera admirable en el Apocalipsis. Y ¿por qué no hacer de la tierra un trasunto del cielo? Una sola alma perfecta suple por mil imperfectas y pecadoras. Y aunque en esta desgraciada tierra haya tantos desventurados… si la Alianza diera al Señor alabanza perfecta ¿sabéis por cuantos supliría? La cuenta es muy sencilla, poner a un lado cuatro millones de hombres blasfemos, sensuales… etc. y en el otro las cuatro mil almas que militan en nuestras filas y la Obra supliría por esa multitud de desgraciados. Y ¿por qué no lo hacemos? Muy sencillo, porque cada una de vosotras aunque buscáis perfección, os quedáis bastante más bajas en el nivel que debía corresponderos.

De lo dicho sacaremos dos consecuencias.
Primero. Yo como aliada es preciso que me esfuerce con mucho más ahínco para alcanzar el nivel de perfección que el Señor me tenga marcado.
En segundo lugar como Directora o miembro del Consejo de una organización cualquiera, debo desvivirme con celo de apóstol, sacrificando otras muchas cosas, para que las aliadas que están a mi cargo, busquen esa misma perfección. No olvidaré jamás que me debo a mi Centro y que tengo que trabajar por la santificación de mis aliadas, como lo hago por la mía propia.

Hace muy poco tiempo ha ocurrido la terrible catástrofe de Tarancón. La magnitud del suceso fue tan grande, que el pueblo entero pudo desaparecer quedando reducida la ciudad y sus moradores a un montón de escombros. Llegar y encontrar casas en pie, causó asombro y admiración a quienes midieron la cantidad de dinamita que explotó en el polvorín. Para nuestra Obra ha ocurrido allí detalles milagrosos según nos cuenta su celoso Director. En primer lugar os diré que una parte del Consejo General salimos de allí una hora antes del suceso. Estaban en plenas fiestas cuando sucedió tamaña hecatombe, siendo la mayoría de la gente que ha muerto personas poco cumplidoras de sus deberes cristianos y dadas a la diversión. Todas las aliadas con sus familiares han quedado ilesos, por cuyo motivo en Tarancón, al poco rato de la catástrofe se cantó un Tedeum.

Darme en cada población un Centro de aliadas fervorosas… enamoradas de su vocación… que de verdad quieran santidad… y yo os aseguro que aunque el número no sea muy crecido, serán un dique poderoso que contenga la explosión de tantas calamidades que están a punto de estallar…

Pidamos a la Virgen del Coro mensajera de la Alianza, que nos da un conocimiento claro de nuestro fin y después con su gracia, lo que bien se conoce, SE AMA FÁCILMENTE Y SE VIVE.


Antonio Amundarain
Madrid 1949