Cuidamos la casa común (5)
«Todo el universo material habla del amor de Dios, de su afecto sin límites por nosotros. Tierra, agua, montañas: todo es como una caricia de Dios. La historia de nuestra amistad con Dios está siempre ligada a lugares particulares que adquieren un significado intensamente personal; todos recordamos lugares, y volver a visitar esos recuerdos nos hace mucho bien. Cualquiera que haya crecido en los cerros o se haya sentado junto al manantial a beber, o haya jugado al aire libre en la plaza del barrio; volver a estos lugares es una oportunidad de recuperar algo de su verdadero yo»
Laudato´Sí 84