Desde ahora me felicitarán todas las generaciones

22 Dic, 2016 | Ecoimagen

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Una respuesta de María que sorprende… Nada de orgullo, nada de vanagloria, nada de recrearse en ‘la suerte’. María habla de Dios, un Dios diferente e increíble: que elige, que mira la pequeñez, que se acerca al que sufre, que no aguanta a los orgullosos, ricos y poderosos, que está pendiente de los pobres, los que tienen hambre y ocupan los últimos sitios, a los que nadie quiere.

Un Dios que es misericordioso con su pueblo, con los hombres y mujeres de este mundo. María habla de Él a Isabel, es su respuesta: ‘no soy yo la importante es Él, que ocupa el centro de mi corazón y al que le he dicho que sí’. Casí casí como nosotros… Por cierto, ¿Imagináis quién le debió enseñar al niño Jesús un Dios del que luego habló y mostró de mayor?

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