EL Rocío, por dentro

Por Javier Alonso Sandoica

Desde que el Beato Juan Pablo II se asomara al balcón de la ermita del Rocío, en el año 1993, y pronunciara la famosa frase :” El mundo entero tiene que ser rociero” , el almonteño de a pie lleva muy a gala el triunfo de un título que ya no es asunto del terruño y de la marisma ,sino universal.

Yo temía el rebujito y la borrachera fueran hermanas de sangre de la devoción, pero me llevé una sorpresa bien distinta. Es verdad que el beber y sus excesos llevan su propia parranda, muy gris y muy triste, pero el maridaje de juerga y espiritualidad, por principio, apenas funciona; es asunto que rueda ajeno al sentir de las Hermandades y familias de la aldea.

Me pasaba, a cada poco, que, en cuanto entraba en los cafetines de las villas para aliviarme del calor, encontraba a familias enteras con los chiquillos en las rodillas, bebiéndose las limonadas y cantando a la Virgen salmos del corazón. Yo pensaba que –Salve rociera—sólo hay una, pobrecito de mí: las hay a montones, y con un contenido teológico que ríete tú de muchas devociones decimononas. Gran parte de la teología mariana de San Ireneo está impresa en las estrofas de los cantos: La Virgen, como segunda Eva; su dulce virginidad; evangelizada por el ángel, por sus palabras;…Ya nos decían los miembros de la Hermandad matriz, que la fe se vive en el corral de la propia casa; la fe entra en las casas como el polvo del camino, del que tardas semanas en desprenderte. A escasos metros del santuario de la Blanca Paloma, el abuelo y la abuela conviven con esas tiernísimas generaciones que aprenden a decirle “guapa” a la Virgen desde que se ponen de pie.

En el Rocío, llevan los cinco sentidos la piel erizada, el gusto, el oído, el tacto…Pero es que esto es asunto de la misma entraña católica, por la que entendemos que el gusto de lo bello asciende, de la tierra, hasta el escabel del mismo Dios … Vamos, que no sé si se nota que he disfrutado.

ALFA y OMEGA
Jueves,16 de junio de 2011

Seleccionó Aurora Sánchez (AJM)