Ana Milagros Estrada, aliada de Madrid nos ofrece una interesante reflexión sobre el amor a la Virgen del Venerable Antonio Amundarain.
Aunque la Virgen María, en sí misma, la única, la que vivió en la tierra y
ahora está en cuerpo y alma en el cielo, es el amor de D. Antonio, cuando
esa vida se hace imagen y se manifiesta en diversos santuarios, también
se lleva la devoción y el culto del Padre.
Puede trazarse en su vida lo que se podría llamar “un triángulo mariano”,
formado por la Virgen del Coro (S. Sebastián), la de Arántzazu (Oñate) y
la Virgen de la Antigua (Zumárraga)…