ESCUCHA, de Pedro Casaldáliga. María G. Barral
Vivir es ir poniendo el corazón y un pie detrás del otro sobre el camino que se vaya abriendo… A veces –muchas-, la vida no consiste en escoger un camino u otro. El camino se abre ante nosotros, como si una mano invisible lo hubiera puesto ahí delante y sólo nos quedara dar un paso adelante.
Son realmente pocos los días en los que debemos tomar opciones de vida trascendentes, siendo la mayoría de ésos en los que más o menos y a corto plazo sabemos por dónde tirar. Tendemos a restarle importancia a estos días, y sin embargo son los que constituyen la mayor parte de nuestro vivir.
Quizá la clave para no perdernos el camino que vamos haciendo nos la dé Casaldáliga en este poema. Escuchar… a los otros, a uno mismo… Y, con el oído, poner el corazón. Amar cada paso, por pequeño que sea; de tal modo que al final no importe tanto el camino recorrido como el fruto que dio tu paso por él.
Cállate ya
y escucha.
Escucha en paz humillada
—en humos de libertad—
la voz contraria de tantos.
Escucha Su Voz opaca,
la voz ambigua del pueblo.
Escucha también tus voces,
borbor de pozo confuso
que cifra toda su vida. VIVIR
Vivir es ir poniendo
el corazón y un pie detrás del otro
sobre el camino que se vaya abriendo.
Pedro Casaldáliga