III Domingo de Cuaresma
«Señor, Jesús, somos árboles junto a la corriente del Río de tu gran amor.
Sólo tú nos das fertilidad, solo tú sabes dónde podar nuestras vidas para sanarlas, para cubrirlas de flores, para poder llevar a cada rincón de la tierra frutos que salen el hambre de aceptación y cariño que hay en el corazón de cada persona.
Labrador paciente y generoso, tú nunca te cansas de darnos tiempo para madurar»
(Mariola López Villanuea, rscj)