Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. “Cinco panes y dos peces”, es muy poco para tanta hambre en el mundo. Busquemos en Él la ayuda, pongamos lo que somos y tenemos en sus manos.

Él nos ayuda a mirar lo que pasa a nuestro alrededor y a ver lo que tenemos, nos ayudará a multiplicarnos. Hay que confiar en Él que bendice lo que tenemos para que salgamos y ‘demos de comer’, nada de quedarse quietos. Multipliquemos lo recibido dándonos a los otros, con Él como ayuda, guía y compañero. Nos están esperando, saben que no vamos a fallarles, están ‘hambrientos’ de tiempo, de detalles, de abrazos, de sonrisas… y sobre todo de ‘esperanza’. Tú que te sabes querido por Él y llamado a servirle… no te quedes quieto, muéstrales la esperanza que llena tu corazón y en ellos se multiplicará.