Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre…’ El corazón es el centro de la vida, lo profundo, aquello donde está el verdadero tesoro, lugar de emociones, sentimientos, experiencias, cicatrices y memorias, abrazos dados y esperados, rencores enquistados y vacíos trabajados para que alguien los ocupe…
Este rincón maravilloso debemos cuidarlo, vaciarlo, mantenerlo limpio para que lo que salga de él no dañe, no hiera, no produzca muertes, no siembre impurezas. Del corazón limpio sale aquello que construye fraternidad con miradas de acogida, perdón, cariño, encuentro y sencillez… Es la pureza de ese corazón lo que el Señor pide a los que le siguen, ni rencores ni prejuicios sino todo lo contrario, perdones y abrazos.