La maternidad divina de María, escondida en la simplicidad de una joven mujer de aldea, pasó inadvertida a los grandes de su época. Ella, que proclamó a su prima Isabel que todas las generaciones habían de llamarla Bienaventurada, sólo buscó la complacencia de esa mirada de Dios, que juzga y conoce lo íntimo y escondido.
Solemnidad de la Inmaculada Concepción 8 diciembre
María fue la mujer que dio su sí a Dios y luego fue fiel a esa decisión hasta...