«La obediencia genera alianzas y éstas se integran en la gran Alianza de Dios con la humanidad y la creación.
Esa conciencia se refleja también dentro del propio instituto y comunidad, donde las relaciones de poder respetan la dignidad del hermano o hermana y sus derechos fundamentales. La comunidad fraterna emerge, así como propuesta y profecía para las sociedades divididas, injustas»