Pobreza Consagrada (27)
San Joaquín y Santa Ana
Hay una belleza en la austeridad que atrae (aunque ahora le quieren llamar «minimalismo»); quizás sea porque nos evoca la libertad que anhelamos, nos invita a ser libres de todo lo que se nos va contagiando.
Hoy recordamos y celebramos, aquel rinconcito de Nazaret, lleno de armonía y paz, una casita con padres sencillos, Joaquín y Ana, asombrados por su pequeña tan pura, tan inmaculada, tan llena de gracia…
¡El mejor regalo de sus vidas!
Felicidades a todos los que lleváis sus nombres.
Y sobre todo, felicidades a quienes viven la bienaventuranza en la pobreza de espíritu, porque la vida nos sorprenderá con regalos inesperados.