“Recibid el Espíritu Santo”
Los discípulos reciben del Señor la fuerza para acercarse a los otros y anunciar el Evangelio, para proponer un mundo diferente, para hacer del perdón motivo de encuentro, para denunciar aquello que hace del mundo una “prisión” para el hombre y liberarlo.
Es su presencia hecha proyecto de vida con Él en medio de lo que hacemos, de lo que somos. Recibimos un ‘aliento’ que nos hace vivir y ser de otra manera, con el Señor como protagonista de nuestra vida. El Espíritu es el Amor de ‘Dios con nosotros’, su aliento y su fuerza para transformar, empezando por nuestra vida, el mundo donde estamos. Un ‘aliento’ que rompe los miedos para salir a la calle, para proponer el Evangelio y para vivir de otra manera. El Espíritu es un regalo que transforma nuestra vida para ser de Él aquí, ya, ahora. Un regalo que nos llena de proyecto y esperanza. Es la presencia de Dios en nuestra vida para ser de los suyos, para vivir su Evangelio, para no sentirnos solos.