“Tenemos que convencernos de que desacelerar un determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a otro modo de progreso y desarrollo” . El Papa Francisco nos transmite lo imposible que es mantener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados a costa de explotar los recursos naturales del resto del planeta. Tenemos que abandonar el hábito del descarte y acabar con los desequilibrios comerciales que tantas malas consecuencias tienen en la ecología.
“Estamos exprimiendo los bienes del planeta. Exprimiéndolos, como si fuera una naranja.
Países y empresas del Norte, se han enriquecido explotando dones naturales del Sur, generando una “deuda ecológica”. ¿Quién va a pagar esa deuda?.
Además, la “deuda ecológica” se agranda cuando multinacionales hacen fuera de sus países lo que no se les permite hacer en los suyos. Es indignante.
Hoy, no mañana, hoy, tenemos que cuidar la creación con responsabilidad.
Recemos para que los bienes del planeta no sean saqueados, sino que se compartan de manera justa y respetuosa.
No al saqueo, sí al compartir”.