“Padre, te pedimos perdón por haber dañado la tierra, por no haber respetado las culturas indígenas, por no haber valorado y amado a los más pobres de los pobres, por haber creado riqueza sin comunión. Dios vivo, que con tu Espíritu has inspirado el corazón, las manos y la mente de estos jóvenes y los has enviado por el camino de la tierra prometida, mira con bondad su generosidad, su amor y su deseo de dedicar su vida a un gran ideal. Bendícelos en sus empresas, estudios y sueños; acompáñalos en sus dificultades y sufrimientos, ayúdalos a transformar sus dificultades y sufrimientos en virtud y sabiduría. Apoya su anhelo por el bien y por la vida, levántalo frente a las desilusiones por los malos ejemplos, déjalo que se desanime pero en cambio que continúe en su camino. Tú, cuyo Hijo unigénito se hizo carpintero, concédeles la alegría de transformar el mundo con amor, ingenio y manos. Amén”
Conversión de San Pablo
Conversión de San Pablo Finaliza la semana de oración por la unidad de los...