SEMILLAS SOBRE LA EUCARISTIA
* Sí, que el mundo sepa; porque si el mundo llega a saber lo que es este soberano misterio, la Eucaristía ya no será un tesoro oculto y desconocido, sino palpado y explotado con incomparable provecho para él.
II. LA EUCARISTÍA
1) La presencia real de Cristo, pan de vida
* Jesús vive en la Eucaristía y es Él allí nuestra vida real, sobrenatural, divina, y de Él vivimos y viviremos eternamente. Allí vive también su Corazón y su Corazón es nuestra vida; y allí vive su amor, porque su amor es su vida y su ser; y nosotros, al vivir en Él, vivimos de su amor, de su amor real, como es real su Corazón y lo es su Eucaristía.
2) Sacrificio único y sacramento de comunión
* Seamos Eucaristía, pan de Cristo, haciendo vida y pan de nuestra vida la amorosa voluntad de Jesús.
* Como Él, hemos de hacer de nuestro vivir, al servicio de su querer y de su amor, una inmolación constante, un dejar que el Amor, Cristo, Eucaristía, muela todos los granos de trigo que forman nuestra existencia, separando la corteza, la cáscara, la paja y lo que no sea harina blanca y pura -labor constante de nuestra vida- y dejándonos triturar silenciosa y dócilmente, para convertirnos en hostia amasada en sangre de sacrificio y cocida en fuego de amores puros y santos, Eucaristía para Jesús, para las almas, para la Iglesia, para el cielo.
* Consigna: Cristo en nosotros Eucaristía santísima; nosotros en Cristo consagración, haciendo realidad sus más pequeños deseos, siendo trasunto de su vida, haciéndonos pequeña Eucaristía para Él.
* Jesús es fuente de nuestra vida en el sacramento de la Eucaristía. La comunión es la vida de Jesús en nosotros.
* La Encarnación y la Eucaristía: he aquí el abrazo de Dios al hombre, y a la vez la fuente de la caridad y de la gracia. Desde el seno de su Madre, Jesús no tiene más aspiración que darse y unirse al hombre, convertido en fuente de gracia y de amor.
* Jesucristo quiere que moralmente seamos una cosa con Él, que nos transformemos en Él, a la manera que el amor transforma al amante en la cosa amada. Quiere la compenetración de nuestros pensamientos y de nuestros amores, llevada a cabo por e! amor de la más fina amistad. A este fin va enderezado el aumento de la caridad que el sacramento de la Eucaristía produce ex opere operato.
* En esta presencia y unión íntima, todos los elementos trabajan incesantemente en favor de la conquista y santificación del hombre. El cuerpo de Cristo en la Eucaristía, en su estado sacramental sobre todos los demás fines, tiene el de la asimilación divina por medio del amor y de la manducación. El amor lleva a comer al amado. Se hace realidad la manducación del uno por el otro: como dicen los santos; al comer nosotros a Cristo, Él nos come a nosotros; que éste, y no otro, es el sentido de aquellas palabras del Señor: El que me come, en Mí mora y yo en él.
* Comed a Jesús en la Eucaristía, no sólo sacramentalmente en las especies, sino también con el entendimiento; comed a Dios, a Jesús; con el alma, con la inteligencia, para convertirlo en nuestra propia sustancia y vida.
3) Vida eucarística en la Iglesia y junto al sagrario
* Nadie ni nada es tan accesible a nosotros como Jesús en la Eucaristía. Ahí ha establecido, entre nuestros corazones y el suyo, el comercio más regalado de amor y de amistad divina y santamente humana.
* La vida cristiana tiene una realidad portentosa en el sagrario. Jesús vino a vivir, triunfando de la muerte con su muerte, y, viviendo vida inmortal, a comunicar a los regenerados por su Espíritu su vida divina y eterna por medio del real y viviente manjar de su Eucaristía.
* Indudablemente, la flor de la virginidad en la Iglesia de Cristo es siempre fruto de la Eucaristía.
* ¿Dónde hallaremos el gran secreto de la virginidad en medio del siglo si no es en la santa Eucaristía y en su frecuente recepción?
Antonio Amundarain
Selección de Manoli Rojo AJM