Semillas para la familia

16 Dic, 2010 | Escritos de D. Antonio Amundarain

Acostumbrándose a Dios –Hombre

* María era santísima, y con todo, la mayor parte de su vida consistió en los quehaceres domésticos, junto a su fiel esposo San José; vida puramente seglar, ocupada en las cosas materiales propias de su hogar.
La Familia de Nazaret

* Jesús en todo necesita de María; en sus manos está, en su regazo purísimo, en su virginal pecho vive. Escondido está Jesús, María trabaja, lava, cose, guisa; ella da calor y sosiego. María hará con Jesús los oficios de madre, de y de esposa; Jesús niño, en su impotencia, nada hace, en todo deja hacer a María.

* Flor del campo y lirio de los valles podemos, como a Jesús, llamar también a María. Virgen del pueblo, del hogar, del taller, es María.

* Vida sin complicaciones y sistemas excesivamente estudiados. Nada de violencias, todo en ella es sencillo, natural, corriente, propio del rango humilde de unos trabajadores que ganan su pan con el sudor de su frente.

* María conservaba todas las cosas en su corazón. Es decir, que María vivió una vida interior intensa; vivió dentro de sí, en su corazón, a una profundidad imposible de ser descubierta. En Nazaret todo pasaba desapercibido. El velo de una encantadora sencillez ocultaba los más sublimes misterios. Una vida que estaba a la vista de todos, guardaba y escondía la otra vida, la verdadera vida, escondida en el interior.

* María, la Madre de Dios, la Inmaculada, la llena de gracia, la santísima, la que no tuvo ni tendrá otra igual ni semejante entre las mujeres, pasa por una de tantas mujeres de Nazaret. Sus vecinos en nada la han distinguido de las demás. «Toda la gloria de la Hija del Rey estuvo dentro».

* María, de cara a Dios, poseída de Dios y poseyendo a Dios, germinando, criando, amamantando a Dios, cuidando, defendiendo, velando a Dios, dando vida a Dios y sólo viviendo de Dios, de su gracia, de su vida, de su amor, y muriendo endiosada en su alma y en su cuerpo purísimo e incorrupto, para vivir sin interrupción alguna en el cielo de cara a Dios.
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* María, en medio de sus tareas diarias, nunca perdía de vista a Jesús, y de Aquel a quien ella dio el ser recibía continuamente celestiales raudales de vida divina y sobrenatural.

* María parece habría de preferir, durante aquellos primeros días en que sintió en sí la presencia de Dios hecho hijo suyo, las dulzuras de la soledad y unión íntima en su casita de Nazaret; pero era esclava del Señor, y estaba obediente a las más pequeñas inspiraciones de la gracia. Salió de aquella soledad luego que conoció que aquella salida era la voluntad de Dios.

* En María todo es imitable, porque todo es sencillez y pequeñez. Por fuera, una joven sencillísima, modelo perfecto y acabado de su sexo: humilde, cariñosa, recogida, pura, fervorosa, trabajadora, cumplidora de su deber.
María, la encarnación de la virginidad, prodigio de pureza virginal en su maternidad, árbol cargado de fruto divino sin marchitarse su flor, sus fragancias, sus bellezas y sus glorias. María modelo, María maestra, María protectora y abogada de la pureza y de todas las demás virtudes, en el hogar de Nazaret, en el templo, en el matrimonio, en la sociedad, en la familia…

A. Amundarain

Seleccionó Manoli Rojo (AJM)

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