Semillas para Octubre «misionero»

2 Oct, 2011 | Escritos de D. Antonio Amundarain

Ser, dar, quehacer en el apostolado

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* Entendemos que el verdadero apostolado es un desbordamiento y expansión del verdadero amor. No hallamos mejor definición que ésta.

* La caridad, lo sufre todo, resiste todo. El verdadero celo no mira las dificultades, no ve los obstáculos, supera toda resistencia. El verdadero apóstol agota todos los medios imaginables antes de darse por vencido.

* Qué bien se gasta uno cuando se gasta por Jesús y por las almas.

* Sobre todos los demás métodos, buscamos un apostolado convertido en amor, hecho vida, apostolado vivido y viviente.

* El primer paso de nuestro apostolado es nuestra propia conquista para Dios y por Dios para el mundo.

* Que el celo y el afán de conquistar a otros no aminore, no perjudique el celo y el afán de ganar y conquistar a Dios para nuestros corazones. Esto es lo primero, esto es el todo, porque sin esto nada es todo lo demás.

* La labor apostólica es el cuerpo, la oración piadosa y recogida en la soledad es el alma. El cuerpo sin alma es un cadáver, y el apostolado sin vida interior es otro cadáver.

* El primer fruto de nuestro celo apostólico debe ser nuestra propia santidad.

* Obra en silencio, ama el apostolado humilde, oculta tus obras, piensa que eres siervo inútil. Enfoca tus obras hacia Dios; obra sólo por Jesús.

* El apóstol que no convierte en vida propia aquello que predica, a lo más dice y enseña; mas el que lo vive, lo asimila y hace sustancia propia, ése da doctrina, se da a sí y da a Dios en la doctrina y en sí.

* ¡Si cada apóstol fuera una muestra viviente de aquello que pregona o predica!…

* ¿Sabes que el secreto para hacer el bien no está en hablar mucho y bien, hacer cosas de mucho brillo y llamar la atención? ¿Qué hizo María en casa de Isabel? Llevar y dar a Jesús.

* Somos apóstoles para otros…, instruidos y formados en la escuela de Cristo Jesús.

* ¡Si yo fuera otro Cristo: la voz de Cristo a través de esta torpe lengua, la luz y el reflejo de Cristo a través de estos ojos, las gracias y los tesoros de Cristo a través de estas manos… Cristo, Jesús, Dios, Amigo, Hermano… disfrazado de mí!

* Los apóstoles, tanto de la palabra como de la pluma, deben ser formados y cimentados en la doctrina de Cristo, en las enseñanzas de la Iglesia y en el Evangelio.

* Primero hay que ganar a Dios misericordioso, a fin de que mire benigno la obra que para su gloria se emprende. Después hay que inflamar el corazón del apóstol en vida sobrenatural, en amor puro, desinteresado y divino, sin mezcla de egoísmos, y, por fin, hay que templar las armas del combate en la austeridad, mortificación, interior vencimiento y penitencia.

* Sufrir por las almas, vencerse, callar, humillarse, privarse, abnegarse, mortificarse por ellas. Ser pan de Cristo y hostia por las almas, ¡qué divina misión!

* Si el ideal de las almas se grabase en nuestros corazones, se nos haría fácil y dulce todo sacrificio, por duro y fuerte que fuese.

* Ser primerísimamente para Jesús y en segundo lugar para las obras de Jesús; jamás para las obras que no lleguen hasta Jesús.

Consigna:

Cabalmente la absoluta entrega de ti mismo a Jesús hará muy fecundo tu apostolado.

El Evangelio es cosa santa, y su predicación debe hacerse mediante el sacrificio, con corazón puro y puras manos.

Consigna:

Plan de celo comenzando por nosotros mismos: Hacer, poner por obra aquello que decimos y predicamos.

A. Amundarain

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