AL AMOR POR LA PUREZA
* El reinado del amor, que es el reinado del Corazón de Jesús, reinado de Cristo, no puede venir al mundo si no es por la castidad y pureza, y el triunfo del espíritu por el amor.
* Pidamos por el triunfo de la pureza, porque poco nos aprovecharán las estatuas del Corazón de Jesús en lo alto de las torres y de las montañas si a lo profundo de los corazones no llega el reinado de Jesús, para lo cual es menester que primero reine la pureza en ellos.
* Si la virginidad, nos acerca a la divina hermosura y nos hace semejantes a Él, y por tanto más amables, más agradables, más gratos a su Corazón, de la misma manera el pecado de lujuria, borra en nuestras almas la semejanza divina y nos separa de su infinita hermosura.
* La virginidad fue y ha de ser la gloria más excelsa de la Iglesia, el fruto más exquisito de la redención, el camino escogido más rápido por donde el Corazón sacratísimo de Jesús reine plenamente y en trono más vistoso.
* La virginidad, aunque en sí no sea la mayor, la más subida y perfecta de las virtudes, es, sin embargo, la más bella, la más encantadora, la que cautiva y roba el Corazón de Dios, con la que viste a su Madre y con la que Él se desposa.
* La virginidad ha puesto su firme fundamento y sólido pedestal en el puro amor de Jesucristo, cuyo santísimo Corazón, como roca altísima, inconmovible e inaccesible, es la mansión regalada de los vírgenes del siglo.
A. Amundarain
Selección Manoli R. (AJM)