VER EN WEB ORIGINAL DEL CENTRO SUÁREZ
(El Centro Suárez de Granada autoriza y agradece se de difusión a sus publicaciones)
La Cuaresma es un tiempo para «resetear», para parar, para resituarnos y disponernos para que Dios actúe en cada uno de nosotros. Es un tiempo de pasividad-activa en el que tomamos conciencia de que más que hacer cosas y de llevar las riendas de nuestros procesos interiores de transformación, es un tiempo para «dejar hacer» a Dios. Nuestra tarea, no fácil, es quitar los estrobos que impiden el acontecer de Dios.
VOLVER
El segundo verbo abordado por Ianire Angulo durante el Ciclo de Cuaresma fue ENCONTRAR. Al igual que en el primero, VOLVER, se da la tensión entre el don y la tarea: encontrar y dejarse encontrar.
Este Tiempo de Cuaresma, decía, es una ocasión para encontrar la fuente que nos esponja y que nos lanza a Vivir, con mayúscula. En la acción de encontrar se dan dos movimientos: 1) dar con alguien o algo que se busca y 2) dar con alguien o algo que no se busca.
¿Qué buscamos? ¿Qué deseos más íntimos movilizan nuestras búsquedas?
ENCONTRAR
AMAR
El tercer verbo abordado por Ianire Angulo durante el Ciclo de Cuaresma fue, en sus palabras, El verbo: AMAR que, al igual que en el primero y en el segundo, VOLVER y ENCONTRAR, se da la tensión entre el don y la tarea: amar y dejarse amar.
El verbo amar, que es el clave en nuestra historia de seguimiento de Jesús, desafortunadamente está muy «manoseado» lo que conlleva una pérdida de su significado y de su dimensión más profunda. Resignificar el verbo amar tiene que ver más con la decisión de «poner el bien del otro por encima del bien propio».
