Virginidad Consagrada (48)
Hoy, día de San Juan de la Cruz, recordado por su famosa frase: “El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa”, no podemos dejar de mencionar la faceta del sacrificio que implica la vocación a la virginidad consagrada, que, porque se sostiene en la gracia, «ni cansa, ni se cansa», más, la realidad de la cruz es su sello de fiabilidad y pureza.
«La castidad es claridad del espíritu y del corazón; y puede florecer, de un modo maravilloso,… como la flor de loto en una fangosa charca»
(Y. Raguini, El celibato evangélico en un mundo mixto)