VIVENCIA DEL XIII ENCUENTRO DE COLABORADORES EN ANDALUCÍA
Porcuna, localidad de la provincia de Jaén, donde se reúnen 60 Colaboradores procedentes de las provincias de la región andaluza los días 2 al 4 de marzo 2012.
El lugar del encuentro, la casa de la Alianza, que era propiedad de la aliada Manolita Garrido, conocida en todo el pueblo.
El patio, lugar alternativo de encuentro, sobre todo en la celebración del Vía Crucis entre la cal de sus paredes y sus múltiples macetas.
Los temas de formación del encuentro y la cocina han sido llevados por aliadas andaluzas.
Y la firma del artículo,
Paqui Medina, quien a raíz de este encuentro, se incorpora como Colaboradora en Granada. De su pluma ha brotado una mirada sobre nosotras, a quienes no conocía. Aunque nos ruboriza un poco lo que dice, os lo contamos a vosotras, aliadas, pues…
¡Va por vosotras también!
¡Ojalá seamos esa luz de que habla…! Le gustaría a nuestro Padre ¿verdad? Con esta ambientación previa, se leerá mejor el artículo que sigue:
Despedida de Porcuna
Cae la noche sobre Porcuna, y el cielo protector se puntea de estrellas derramando sobre las blancas paredes de cal de los patios de esta casa grande y blanca de Manolita, la gracia del recién recordado Sacrificio de la Cruz.
El patio recoge: la quietud de las horas vividas en la mañana, todo, imposible regazo simétrico, donde la serena forma del cántaro sobre su base de hierro desafía el dicho, y permanece entero, después de ir antaño quizás a la cintura de la dueña, a la fuente cercana. Macetas de helechos. Un ficus que trepa a las ascendidas terrazas, unas sillas, un futbolín donde alumnos de generaciones pasadas jugaban en los recreos, hoy permanece con sus dos equipos de madera policromada, perfectamente alineados, y formados para un partido amistoso al final de la liga. Unas sillas y dos mesas de jardín. Pequeñas palmeras con sus incipientes frutos verdosos y redondos, y una hornacina de san José.
El patio, se ha quedado vacío de voces y de presencias, que se oyen a lo lejos, en grupos que departen sobre las conferencias en el interior de la casa.
Unas mujeres valientes trasiegan poniendo la cena, recogiendo y ordenando, preparando un espacio concreto para el encuentro con nuestros semejantes.
No las he visto en manifestaciones políticas que dicen cambiar las cosas y alcanzar la justicia y mejores gobiernos, o salarios, o igualdad para las mujeres, o el reconocimiento de una misma dignidad para el ser humano.
No las he oído en los escenarios de la cultura de nuestras ciudades, hablar de sus obras escritas o representadas, o rodadas en películas, no explican su vida, no se vanaglorian de si mismas.
Las he visto servir, las he oído hablar de Dios y de un orden de cosas más justo y equitativo. Las he sentido cerca de las necesidades del pueblo de Dios, y ha brotado en mi interior un profundo afecto y admiración.
De pronto he comprendido que el mundo, lo cambian personas como ellas, hombres y mujeres que imaginan y sueñan, se solidarizan con las necesidad de Dios, que por la fe, creen en su proyecto de un nuevo Reino de Paz y Justicia.
Son calladas, humildes, de silenciosa sonrisa, pasos quedos, seguros y corazón abierto de par en par.
Ellas, ya son para mí las más preciadas continuadoras y portadoras de la antorcha de la Fe, de a aquella fe que vivió Jeremías, Abraham Judit y Ester, Rut y la más grande de todas las mujeres, la que venció con su pie la cabeza del mal y nos trajo el nuevo Adán, la Virgen María, nuestra madre y madre de todo el género humano.
Son las Aliadas.
Retiro de marzo de 2012
Paqui Medina.
